"En Colombia la violencia no desaparece, se transforma" afirmó recientemente el Director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) de Colombia 1. Menciona el Director la larga historia de violencia política que ha persistido a pesar de varios procesos de paz; menciona la violencia social en los niños que mueren por desnutrición; de los abusos contra menores, que hasta octubre del año pasado ya superaban las 18.000 denuncias; los ataques con ácido a mujeres, etc. El cruel asesinato de una niña de ocho años ocurrido en fecha reciente en Bogotá es una manifestación más de esa violencia multiforme que existe en Colombia, y que ha puesto a discusión el tema de si Colombia es en verdad un país excepcionalmente violento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la violencia contra las personas en tres categorías: auto-infligida, colectiva, e interpersonal. En la auto-infligida clasifica el suicidio y en la colectiva incluye la violencia económica, la política y la social; en la violencia interpersonal incluye la intrafamiliar (contra niño, mujer, adulto mayor) y la violencia entre conocidos o extraños. En los países de la zona europea la auto-infligida es la más frecuente, en cambio en la Región de las Américas prevalece la violencia interpersonal 2. Esta última categoría se mide por heridos y homicidios, información fácilmente obtenible. De acuerdo con la OMS, homicidio es una muerte resultante del uso intencional de la fuerza física. Según esta definición, los criterios indispensables para un homicidio son la intención de matar y la utilización de fuerza física.
A pesar de la extraordinaria variedad de expresiones de la violencia, cuando se habla de ciudades o países violentos generalmente se refiere a la cantidad de homicidios por cien mil habitantes (habs.). Veamos entonces que ha pasado en Colombia con este indicador. Una mirada retrospectiva ayuda a entender la situación. Cuando en 1938 el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) comenzó a publicar registros de homicidios, Colombia ya tenía una tasa de 16/100,000 habs (Fig. 1). Durante los años cincuenta la tasa subió, para bajar y oscilar entre 20-30/100,000 hasta comienzos de los años ochenta cuando comenzó una nueva rápida elevación que duró hasta comienzo de los noventas y desde entonces ha venido descendiendo.
En la Tabla 1 se presentan las tasas de homicidios de algunos países de la región de las Américas para el año 2013. Puede verse que Honduras, Jamaica y Guatemala tenían tasas superiores a Colombia, mientras que Belice, República Dominicana, Brasil, Panamá y Ecuador mostraban tasas más bajas; finalmente Nicaragua, Paraguay, Uruguay, Perú y Chile presentaron tasas de un dígito (6,7 La tasa de homicidios para Colombia en el 2015 fueron de 27/100,000 habs., según el INMLCF 8, siguiendo por encima de 10, umbral a partir del cual el homicidio se considera como un problema endémico por parte de la Organización Mundial de la Salud 9.
Pais | Casos | Tasa* |
---|---|---|
Honduras | 6,431 | 75.2 |
Jamaica | 1,200 | 44.2 |
Guatemala | 5,253 | 34.0 |
Colombia | 15,234 | 32.3 |
Belize | 99 | 28.3 |
Republica Dominicana | 1,978 | 19.3 |
Brasil | 57,045 | 17.5 |
Panama | 666 | 17.3 |
Ecuador | 1,723 | 10.9 |
Nicaragua | 594 | 9.8 |
Paraguay | 666 | 9.8 |
Uruguay | 260 | 7.7 |
Peru | 2,013 | 6.6 |
Chile | 481 | 2.7 |
El Salvador | 2,499 | s.i. |
Bolivia | 938 | s.i. |
s.i.: sin información del denominador * Tasas por cada 100,000 habitantes Elaborado por: Instituto CISALVA de la Universidad del Valle, Colombia. Fuentes de los Datos: Proyecto SES/Sub Unidades Técnicas Nacionales de los países participantes (2014) Sin datos consolidados de Argentina, Costa Rica, Guyana y México para el año 2013 7 |
Ciertamente, Colombia es un país violento, aún comparada con muchos vecinos de la región de las Américas, región considerada entre la más violenta del mundo 10. La pregunta es ¿por qué?
Colombia ha vivido permanentemente en un estado de confrontaciones armadas: más de una decena de guerra civiles en el siglo 19; una guerra de Mil días al comienzo del siglo 20 seguida de enfrentamientos irregulares, por razones políticas, en varias zonas rurales, que culminó con el asesinato del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán en el año 1948. A partir de ese momento se vivió un estado conocido como "la Violencia Política" que produjo cerca de 300,000 muertos. Después de un armisticio entre los dos partidos, llamado Frente Nacional, la violencia homicida se redujo hasta niveles de 20/100,000 habs. Pero al inicio de la década de los años 80 Colombia enfrentó un rápido y elevado aumento de violencia, esta vez originada por el tráfico de la cocaína y el auge de las guerrillas, que elevó las tasas hasta 80/100,000 6,11.
El hecho de haber tenido ya en 1938 una tasa de 16/cien mil habs., tasa que hoy se consideraría elevada, y haber tenido episodios de una alta violencia social, sugiere que Colombia trae una carga social de violencia producto de los múltiples conflictos que ha vivido. Las fluctuaciones drásticas y rápidas observadas en las tasas de homicidio de Colombia hacen pensar en fenómenos socioculturales, como la violencia política o el tráfico de drogas, más que en mutaciones genéticas, cuyas fluctuaciones se realizan en períodos de decenas de años o más. Un componente socio cultural puede estar en la base de la sociedad colombiana y facilitar las explosiones epidémicas observadas.
La encuesta ACTIVA, realizada por el Instituto CISALVA (Universidad del Valle, Colombia) en varias ciudades de Colombia, mostró un 47% de aprobación de la justicia por la propia mano; un 47% pensaba que había derecho a matar para defender la familia; un 36% aprobaba, de alguna forma, la eliminación de delincuentes, la llamada "limpieza social" 12,13. De igual manera se encontró que los padres y madres que decían no maltratar nunca a sus hijos, al preguntarles si les habían pegado con un objeto duro que podría hacerles daño, una tercera parte respondía afirmativamente. En Colombia, el maltrato infantil, con sus componentes de castigo físico y maltrato emocional, que incluye la negligencia, es tan frecuente que pasa desapercibido.
El caso de la niña de 11 años capturada por la Policía cuando contrataba un sicario para matar a su mamá porque la maltrataba mucho, noticia aparecida en periódicos colombianos, hace pensar que las semillas de la violencia se siembran muy temprano en los hogares colombianos.
Hallazgos científicos recientes han mostrado que la violencia y el maltrato infantil en los primeros años de vida son nocivos en extremo. Estudios imagenológicos de niños rumanos que fueron víctimas de maltrato y abandono extremos muestran una falta de desarrollo cerebral especialmente en las áreas de la corteza pre-frontal que manejan las conductas específicas de la especie humana: la visión de largo plazo, el control de la impulsividad, la capacidad de concentración, planeación, el altruismo y la empatía 14. Se puede postular entonces que los niños nacidos en ambientes violentos, que han experimentado violencia aún desde el seno materno y que luego crecen en familias disfuncionales se tornan en adultos propensos a la solución violenta de los conflictos.
La literatura mundial hace énfasis en que el maltrato infantil tiene profundas consecuencias en la salud física y mental del adulto y que su prevención debe ser una estrategia fundamental en la prevención de la violencia en la sociedad 15.
Colombia debe lograr un cambio cultural profundo, iniciado desde las etapas primeras de la vida, para que la violencia deje de ser una forma culturalmente aceptada solucionar los conflictos. Solo así se podrá desarrollar una cohorte de colombianos solidarios, no violentos, que puedan vivir en paz.
Revista SEMANA. En Colombia la violencia no desaparece, se transforma. Available from: http://www.semana.com/nacion/articulo/carlos-valdes-director-del-instituto-de-medicina-legal-violencia-en-colombia/511538. February 2017 | |
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